Tras el viaje

En estos cruceros la gente es bastante mayor, la mayoría son matrimonios de 50 para arriba, de nuestra edad habían 3 parejas más y un par de tíos divertidísimos, al principio no entendíamos muy bien que pintaban en este crucero dos tíos con tanta marcha, pero Raúl y Figo (que así querían que se les llamara) se convirtieron otros animadores más del viaje.

Las guías (Marisa y Lorena) y la animadora (Ana), fue otro punto a favor de este crucero, no son los típicos guías de circuito que te cuentan lo turístico y luego se van a su habitación, aquí como convives en el mismo espacio, cuando no están trabajando son uno más. Nosotros hablábamos bastante con ellas, pero es normal, por afinidad de edad, somos los que más se aproximaban a la suya.

Cuando fuimos nosotros prácticamente todas las excursiones estaban incluidas en el precio, solo quedaban fuera, Bruselas (que casi nunca se suele hacer) y el Gran Tour de Holanda del Norte (que casi siempre se suele hacer); ya que para que se realicen estas excursiones se necesita un mínimo de personas.

Nosotros no solemos hacer circuitos organizados (tan solo Túnez en 2004) pero esto tiene de todo vas con un grupo, pero también tienes mucha libertad, como si un día no quieres ir a la visita y prefieres quedarte en el barco o irte por tu cuenta.

No descartamos dentro de algún añito hacer algún otro de los cruceros de Politours, tienen por el Rhin (que nos comentó Sergio que él venía de hacer ese y que es mas estresante porque hay una visita por la mañana y una por la tarde), por el Volga (nos dijo Marisa no tiene nada que ver con este, es muy bonito, pero el barco es cuatro veces mayor y ya no es tan familiar como este), y el Danubio que era nuevo de ese año.

Pillamos el paquete que te ofrecen junto con el avión y traslados, ya que al llegar a una ciudad y luego salir de otra, buscarlo por tu cuenta es más complicado, y luego también hay que sumar el traslado de Bruselas a Brujas, y en Ámsterdam hasta el aeropuerto.

A la mayoría de la gente del barco nos parecía una ironía que en el país de las vacas, la leche en todos los bares sea de la de botecito minúsculo, esta que no sabe a nada; menos mal que en el barco era normal.

En la barra existía una campana, y la tradición del barco dice que el que la toca paga una ronda a todos los de la barra (nosotros entre otros picamos); y claro una vez has picado el juego consiste en intentar que otros piquen.

En Amberes existe la virgen más fea que hemos visto nunca, cuando sales de la iglesia están las guías partiéndose de risa viendo las caras de la gente según va saliendo, es fea pero fea, está despeinada; vamos que es horrorosa.

Otra cosa curiosa que nos llamo la atención fue que el helado no está casi frío, hay que comérselo muy muy rápido porque si no se derrite rápidamente; imaginamos que serán cosas del clima.

Por cierto, comentar que con la foto "Tras la tempestad" ganamos el concurso fotográfico del barco.


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