Día 1: Valencia - Brujas

Salimos de Valencia a Bruselas vía Madrid en vuelo regular de Iberia, llegando a Bruselas a las 3 de la tarde aproximadamente. El aeropuerto de Bruselas nos decepcionó un poco porque a la hora de recoger equipaje es bastante laberíntico, en todo momento tienes la sensación que te vas a la calle sin tu maleta.

A la salida nos estaba esperando una de las guías con un autobús para trasladarnos a Brujas donde estaba el barco para comenzar nuestro crucerito, el trayecto dura cerca de 1 hora, y mientras la guía aprovecha para ir contando cositas del barco y de lo que vamos a ver durante la semana. La guía insistía en que los camarotes eran muy pequeños, nos estaba acojonando.

Por cierto antes de subir al bus tienes que colocarle a las maletas unas etiquetas que te facilita Politours junto con la documentación de viaje, en las que indicas nombre y número de camarote; las subes al autobús y te olvidas de ellas, ya que al llegar al barco, la tripulación es la que se encarga de llevártelas a la puerta del camarote.

Por fin llegamos a Brujas, con ganas de ver ya nuestro barquito, vamos directos a los camarotes, con la curiosidad de los niños; y si son pequeños, ya nos lo imaginábamos, pero tampoco es exagerado; el armario de la ropa es pequeño, pero hay suficientes cajones y estanterías para dejar la ropas y las cosas de 2 personas sin problemas de espacio, tiene secador, tiene un rincón donde hay 3 o 4 enchufes, que teniendo en cuenta que hoy en día llevamos un montón de aparatos electrónicos se agradece. Por el día una de las camas esta recogida y tienes bastante espacio y por la noche mientras se cena te bajan la cama que esta plegada.

Una vez desecha la maleta, vamos a echar un vistazo al barco y rápidamente volvemos a tierra para conocer Brujas, había que aprovechar que hacia sol, estábamos atracados al lado del Lago Minnewater, es muy bonito. Dimos un buen paseíto y de nuevo al barco para cenar, que era sobre las 8-8’30, tras la cena se presentan informalmente ya todos los guías y nos tenían preparada una sorpresa y era que junto con ellos íbamos dar una vuelta por la ciudad de noche.


Hemos de decir que es su mejor momento justo antes de anochecer, cuando el cielo aun no está oscuro del todo, la ciudad es tranquila, se han ido ya prácticamente todos los turistas y tú te encuentras paseando solo por ella; tras este paseo antes de volver al barco, cayó nuestra primera cerveza belga.



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