Día 4: Gante - Amberes

Sobre las 11 atracamos en Amberes y rápidamente a la visita guiada, lo primero que vimos de la ciudad es su “barrio rojo” que nada tiene que ver con el de Amsterdam, aquí hay algunas que tela marinera, menudas pintas. La ciudad tiene mucha vida y muchos tranvías como en Gante, una de sus plazas más representativas es la Grande Place, donde se encuentra el Ayuntamiento.






Tras la vista la mayoría volvió al barco a comer, volvimos paseando tranquilamente. La tarde la teníamos libre, y nosotros aprovechamos para callejear bastante, utilizamos los tranvías y también el metro.


Primero nos fuimos en tranvía hasta el barrio de Zurenbourg, que es todo en estilo Art Nouveau, pero una casa en cuestión que buscábamos no estaba allí, se encontraba cerca del Museo de Bellas Artes.




Un par de viajes en tranvía después conseguimos llegar a la “Casa Barco” aunque en realidad se llama “Les Cinq Continents” (Los Cinco Continentes), es tan solo un balcón, pero menudo balconcito.


Luego volvimos al centro y nos dimos un paseo en coche de caballos, el recorrido en si es flojillo, pero bueno unos 20-25 € por 20 minutos no está mal.


Por cierto para llegar del centro al barrio Zurenbourg, el tranvía atraviesa el barrio judío, y si en la calle principal se ven a los niños con sus tirabuzones, los hombres de negro con el sombrero, imaginaos lo que se verá si profundizaras un par de calles.

Del transporte decir, que el tranvía lo usamos no sé cuantas veces, sus billetes se pueden comprar al conductor y tienen una validez de 75 minutos. Pero el metro no nos gusto nada, tienen un sistema que a nosotros nos resulta muy enrevesado, y tiene cosas bastante raras como que la máquina para comprar billetes esta en el mismo anden, así como el plano de la red, hasta que no bajas al andén no lo ves, el metro no lo usamos más que un par de veces; lo utilizamos para ir a la Estación Central de trenes, que es muy bonita.

Y después de tanto turismo tocaba ya la cervecita, y nos decidimos por un sitio que nos había recomendado la animadora, está detrás de la catedral y se llama “Het Elfde Gebod”, lo curioso de este sitio es que está lleno de santos y vírgenes (como si fuera una tienda), 2 cervezas poco más de 5 €; también había para cenar, pero para nosotros aún era pronto.



Hoy habíamos decidido que nos quedábamos a cenar en la ciudad, no nos podíamos ir de aquí sin probar unos mossels (una variedad de mejillones no muy grandes), así que nos dimos una vuelta viendo los precios y cual nos gustaba más. Los precios eran bastante parecidos al final nos decimos por una de los de la Grand Place, me imagino que pagarás las vistas, pero bueno, como ya sabes el precio (la mayoría lo anuncia en la puerta con carteles), pues nos pedimos 2 de mejillones y 2 cervezas de medio litro y nos costó 43 €; los mossels te los sirven en una especie de olla y la tapadera misma sirve para tirar las cáscaras, nosotros nos los pedimos al natural, pero los hay con muchas salsas diferentes; he de decir que con esto una persona normal cena.

Y como ya se había hecho de noche, dimos una vuelta para las fotos nocturnas que son nuestra debilidad y volvimos al barco en taxi, aunque no estaba lejos ya no apetecía andar mucho, nos costó unos 7 €; pillamos una monovolumen chulísima y fue muy gracioso cuando al ir a bajar, intentamos abrir la puerta y no podíamos, ya que era electrónica y la abría el conductor.


En el barco había esta noche un dúo musical, que no tuvo mucho éxito, pero lo curioso es que la cantante no hablaba nada de español pero cantaba en español; la mayoría de la gente prefería la selección musical de la animadora, pero bueno, ellos todas las noches organizan algo. Esta noche fue la cena belga, que según nos dijeron no valió mucho.

Sobre las 12 de la noche acabó el dúo y como por arte de magia nos animamos todos a bailar, la animadora nos dejó el micro y se hizo un karaoke improvisado, una conga en la que participaron todos absolutamente todos, hubo unos instante que no había nadie sentado. La fiesta y el buen rollo acabó cerca de las 3 de la madrugada, algo muy inusual en este crucero, la animadora nos contaba que prácticamente nunca se sobrepasaba la medianoche.

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